Podéis leer la historia del festival aquí.
Al llegar te invade una sensación cálida. Mientras paseas, puedes toparte con artistas paseando, disfrazados, artistas ambulantes, guitarristas que endulzan el lugar, carteles que inundan los muros anunciando las más de 1000 obras que se representan a diario. Es totalmente una burbuja en la que perderse. Nosotros vimos dos obras maravillosas: una adaptación de Caperucita Roja de lo más divertida y una representación de sombras chinas exquisita, verdaderamente.
Además del componente arte, hay diversidad de restaurants y culturas que enriquecen el paisaje. Aquí os dejo algunas fotos, de las cientos que saqué, porque si vas a Avignon, eso sí, no podrás dejar de sacar fotos.
No dejes de descubrir el año próximo todos los rincones de una ciudad llena de encanto y de magia.
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